Tensión Baja en Ancianos
Tensión Baja en Ancianos: Un Riesgo Subestimado en la Salud Geriátrica
La tensión baja arterial en ancianos dista de ser una condición benigna. Aunque popularmente se percibe como preferible a la hipertensión, conlleva riesgos significativos: caídas, síncopes y daños orgánicos por hipoperfusión. Su manejo requiere comprender sus causas, reconocer sus manifestaciones e implementar estrategias preventivas y terapéuticas adaptadas a la vulnerabilidad única de este grupo etario. Donde los sistemas de regulación cardiovascular están frecuentemente comprometidos.
Problemas de la Tensión Baja en Ancianos
La hipotensión se define como presión arterial sistólica <90 mmHg o diastólica <60 mmHg. En ancianos, la rigidez vascular y la disminución de la respuesta barorrefleja amplifican su impacto. Cambios mínimos en la presión—incluso descensos de 20 mmHg—pueden desencadenar síntomas graves. La hipotensión ortostática (descenso ≥20/10 mmHg al ponerse de pie) es especialmente prevalente, afectando hasta el 30% de mayores de 65 años.
Manifestaciones Clínicas: Señales de Alerta
Los síntomas incluyen mareos, fatiga, visión borrosa, náuseas y síncope. En ancianos, la presentación puede ser atípica: confusión aguda, debilidad generalizada o inestabilidad al caminar. Estos signos, a menudo atribuidos erróneamente al «envejecimiento normal», deben investigarse rigurosamente. La recurrencia de síntomas sugiere tensión baja crónica en ancianos y exige evaluación para descartar causas subyacentes como polifarmacia, deshidratación o patología cardíaca.
Etiología Multifactorial: Mecanismos Subyacentes
- Fármacos:
- Diuréticos: Producen depleción de volumen intravascular (ej. furosemida reduce hasta 1-2 L de plasma en 6 horas)
- Antihipertensivos: Alfabloqueantes (doxazosina) y vasodilatadores directos (minoxidil) alteran la autorregulación vascular
- Antidepresivos tricíclicos (amitriptilina): Bloquean receptores α-adrenérgicos y tienen efecto anticolinérgico
- Benzodiacepinas: Deprimen el sistema nervioso central y el centro vasomotor bulbar
- Deshidratación:
- Disminución de la sensación de sed (mecanismo hipotalámico alterado por envejecimiento)
- Restricción hídrica autoimpuesta (60% de ancianos con incontinencia limitan líquidos)
- Pérdidas aumentadas: Poliuria osmótica en diabetes mal controlada (≥3 L/día), fiebre (+500 mL/°C/día)
- Enfermedades cardiovasculares:
- Insuficiencia cardíaca: Fracción de eyección <30% reduce gasto cardíaco a ≤2.5 L/min
- Arritmias: Bradiarritmias <40 lpm reducen volumen minuto en 40%
- Valvulopatías: Estenosis aórtica crítica (área valvular <0.6 cm²) genera gradiente pressórico >80 mmHg
- Alteraciones neurológicas:
- Neuropatía autónoma diabética: Affecta a 60% de diabéticos tipo 2 después de 15 años de evolución
- Deterioro barorreflejo: Latencia de respuesta aumentada de 5 a 15-20 segundos
- Disminución de la vasoconstricción periférica: Reducción del 70% en la respuesta noradrenérgica
- Otras causas:
- Anemia: Hemoglobina <10 g/dL reduce capacidad de transporte de O₂ en 30%
- Sepsis: Liberación de citocinas (TNF-α, IL-1) causa vasodilatación periférica masiva
- Endocrinopatías: Insuficiencia suprarrenal (déficit de cortisol) reduce tono vascular
- Polifarmacia: Interacciones sinérgicas en pacientes que consumen ≥5 fármacos (85% de ancianos hipotensos)
Manejo Inmediato: Protocolo de Actuación
- Posicionamiento:
- Decúbito supino con elevación de piernas a 45°: Aumenta el retorno venoso en 300-400 mL
- Tiempo mantenimiento: Mínimo 10-15 minutos o hasta normalización de síntomas
- Contraindicaciones: Insuficiencia cardíaca descompensada, trauma lumbar
- Hidratación:
- Soluciones electrolíticas: 250 mL con 45-55 mmol/L de sodio y 20-25 mmol/L de potasio
- Temperatura: Templada (20-25°C) para evitar vasoconstricción gástrica
- Administración: Pequeños sorbos (50 mL cada 5 minutos) si consciente
- Contraindicación absoluta: Pacientes con alteración de conciencia (riesgo de aspiración)
- Prevención de maniobras bruscas:
- Protocolo de incorporación: Sedestación 2 minutos → bipedestación con apoyo 1 minuto
- Ejercicios previos: Bombeo plantar (10 repeticiones) antes de levantarse
- Ayudas técnicas: Uso de bastones o andadores para aumentar estabilidad
- Monitorización:
- Frecuencia: TA cada 5 minutos hasta estabilización (≥90/60 mmHg)
- Parámetros: Saturación O₂ (objetivo >94%), frecuencia cardíaca (60-100 lpm)
- Escala de Glasgow: Valoración neurológica cada 10 minutos
- Signos de alarma: Dolor torácico, disnea o alteraciones neurológicas → derivación urgente
Estrategias Terapéuticas y Prevención
- Ajuste farmacológico:
- Revisión medicación: Aplicar criterios STOPP/START (suspender diuréticos si TA sistólica <130 mmHg)
- Reducción progresiva: Disminuir dosis de antihipertensivos 25% cada 2 semanas
- Sustitución: Cambiar IECAs por antagonistas de calcios dihidropiridínicos (menor hipotensión)
- Horario: Administrar fármacos hipotensores al acostarse (reduce caídas 40%)
- Hidratación adecuada:
- Volumen: 1.5-2 L/día (30 mL/kg peso) salvo en IC o IRC
- Distribución: 8-10 tomas diarias de 150-200 mL
- Herramientas: Botellas graduadas, alarmas recordatorias, aplicaciones móviles
- Control: Balance hídrico diario (ingresos vs. pérdidas)
- Modificación dietética:
- Sodio: Aumentar ingesta a 4-6 g/día (bajo control renal y cardiaco)
- Alimentos ricos: Aceitunas (1.5 g/100g), quesos curados (0.8 g/100g), caldos
- Suplementos: Complejos con vitamina B12 (1 mg/día) y folatos (400 μg/día) para anemias
- Evitar: Alcohol (vasodilatación) y comidas copiosas (>600 kcal)
- Medidas no farmacológicas:
- Medias de compresión: 20-30 mmHg (aumentan presión venosa 10-15 mmHg)
- Elevación cabecera: 10-15 cm para reducir diuresis nocturna
- Ejercicio: Caminar 20-30 min/día (mejora tono vascular 25%)
- Ambiente: Temperatura estable (20-22°C), evitar baños calientes prolongados
- Educación y entrenamiento:
- Reconocimiento síntomas: Mareo, visión borrosa, debilidad (registro diario)
- Técnicas de levantamiento: Sentarse 2 minutos antes de ponerse de pie
- Evitación triggers: Ambientes calurosos (>28°C), permanecer de pie >10 minutos
- Plan de acción: Protocolo escrito para pacientes y cuidadores con pasos concretos
Implicaciones de la Tensión Baja en Ancianos
La tensión baja en ancianos no tratada aumenta el riesgo de caídas, fracturas y deterioro funcional. En casos graves, puede causar daño isquémico en órganos diana (riñón, cerebro, corazón). El seguimiento debe incluir mediciones domiciliarias de presión arterial en diferentes posiciones (decúbito, sedestación, bipedestación) y reevaluación periódica por geriatra o cardiólogo para adaptar el plan terapéutico a la evolución del paciente.
Conclusión
La tensión baja en ancianos demanda un abordaje holístico que considere fragilidad, polifarmacia y comorbilidades. Lejos de ser un hallazgo menor, es un marcador de vulnerabilidad cardiovascular que requiere intervención activa. La prevención, el diagnóstico preciso y el manejo individualizado son esenciales para preservar la calidad de vida y autonomía de esta población, reduciendo el riesgo de complicaciones graves asociadas a la hipoperfusión crónica.
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